En un sorprendente giro de los acontecimientos, el príncipe Harry se ha encontrado una vez más en el centro de la polémica. La reciente asistencia del duque de Sussex a la exclusiva fiesta del 20º aniversario de Diddy en Los Ángeles no solo ha alimentado los chismes, sino que también ha suscitado serias preocupaciones en el Reino Unido. Corren rumores de que la familia real podría estar considerando despojar al príncipe Harry de sus títulos reales restantes, mientras el público y los medios de comunicación expresan su indignación por su continua asociación con la cultura de las celebridades.
La Fiesta Blanca de Diddy, un evento anual repleto de estrellas conocido por atraer a algunos de los nombres más importantes del mundo del espectáculo, celebró su 20.° aniversario este año. Entre los asistentes de alto perfil se encontraba nada menos que el príncipe Harry, quien se ha distanciado cada vez más de los deberes reales desde que se retiró de la monarquía con su esposa, Meghan Markle.
El aspecto más polémico de la noche no fue solo la presencia de Harry en la fiesta, sino el hecho de que, según se informa, pasó la noche después en la mansión de Diddy. Las fotos y los videos del evento inundaron las redes sociales, mostrando al príncipe relacionándose con celebridades de primera línea, causando un frenesí mediático y levantando sospechas en los círculos reales.
En el Reino Unido, este último titular ha reavivado las preocupaciones en el seno de la familia real. Fuentes cercanas al Palacio de Buckingham sugieren que los miembros de alto rango de la monarquía están preocupados por la imagen pública del príncipe Harry y cómo se refleja en la institución en su conjunto. Según fuentes internas, las acciones del duque de Sussex se consideran una afrenta directa a los valores de la familia real, en particular en un momento en el que la monarquía se esfuerza por mantener su relevancia y dignidad en el mundo moderno.
El príncipe Harry ya había renunciado a su título de Su Alteza Real y se había apartado de sus deberes reales formales, por lo que ahora se especula que el palacio podría ir más allá y despojarlo de cualquier título real que le quedara, como el de duque de Sussex. “Este último incidente no ha sentado bien a los miembros de la realeza de alto rango”, dijo una fuente del palacio. “Existe una preocupación real de que la continua participación de Harry en la escena de fiestas de Hollywood esté dañando la reputación de la familia”.
La opinión pública también se ha dividido, y muchos británicos han expresado su frustración por el comportamiento del príncipe Harry. Mientras que algunos apoyan su deseo de vivir una vida más independiente y privada lejos de la familia real, otros ven sus acciones como irresponsables e impropias de alguien que todavía ostenta un título real. “Si Harry quiere vivir como una celebridad, debería renunciar a sus títulos por completo”, escribió un crítico en Internet. “No puede tener las dos cosas a la vez”.
Los tabloides británicos, conocidos por su incesante escrutinio de la familia real, se han sumado a la historia y han publicado titulares que acusan a Harry de priorizar la fama por sobre la familia. “El fiestero príncipe Harry se queda a dormir en casa de Diddy. ¿Es esta la gota que colma el vaso?”, proclamaba un tabloide. Otros se preguntan si la relación de Harry con la monarquía ha llegado a un punto de ruptura.
Desde que abandonó el Reino Unido y se mudó a California, la imagen pública del príncipe Harry ha experimentado un cambio drástico. Desde el lanzamiento de sus propias iniciativas benéficas con Meghan hasta la participación en importantes proyectos de Hollywood, como su serie de Netflix, Harry ha adoptado un estilo de vida más parecido al de una celebridad. Su participación en la Fiesta Blanca de Diddy, que muchos consideran un símbolo de la élite de Hollywood, parece haber consolidado aún más su alejamiento del protocolo real.