En un evento reciente, Paramount Pictures decidió cancelar un proyecto de 400 millones de dólares protagonizado por el estimado actor de Hollywood Robert De Niro. Esta decisión ha dejado perplejos tanto a los fanáticos como a los expertos de la industria, y se especula que el comportamiento reciente de De Niro en el set puede haber sido la gota que colmó el vaso para el estudio.
El proyecto, que no se ha revelado y que en un principio estuvo rodeado de misterio y se esperaba que fuera un éxito de taquilla, parecía destinado a ser un gran espectáculo cinematográfico. Sin embargo, personas cercanas a la producción sugieren que el comportamiento exigente de De Niro planteó desafíos cada vez mayores para el estudio.
Una fuente anónima de Paramount comentó: “Se comporta como un niño. Intentamos satisfacer todas sus peticiones, pero parecía que nada le complacía. Insistía en tener solo M&M’s azules en su tráiler, y cualquier desviación de su norma resultaba en una rabieta similar a la de un niño al que se le niega una galleta antes de la cena”.
La decisión del estudio de cancelar el proyecto ha provocado una fuerte reacción por parte de De Niro, que ha especulado que la decisión podría afectar a la carrera del actor. De Niro, conocido por su método de actuación inmersivo, parece tomarse este revés en serio.
Durante una entrevista exclusiva, De Niro expresó su frustración y dijo dramáticamente: “No puedo creer que me estén haciendo esto. He derramado mi sangre, sudor y lágrimas en esta industria, y así es como me lo pagan. Es como si no supieran apreciar el arte que aporto”.
A pesar de las quejas de De Niro, los expertos de la industria sugieren que sus exigencias en el set pueden haber llegado a un nivel irrazonable. Una fuente cercana reveló: “Tuvimos que construir un camerino a medida con un espejo que reflejara solo su ‘lado bueno’. Su insistencia en que todos los miembros del equipo se dirigieran a él como ‘Sir Robert’ hizo que pareciera que estaba trabajando con la realeza, aunque con un temperamento muy fuerte”.
Paramount Pictures emitió un comunicado oficial en el que atribuyó la cancelación del proyecto a “diferencias creativas”. El comunicado decía: “Si bien reconocemos el inmenso talento del Sr. De Niro, creemos que separarse es lo mejor para el proyecto y el estudio. Le deseamos éxito en sus proyectos futuros”.
En respuesta, De Niro recurrió a las redes sociales para expresar su descontento, publicando tuits crípticos e historias de Instagram. En un tuit afirmó: “No pueden con mi brillantez. Supongo que Paramount no quiere una obra maestra en sus manos. #TooGoodForThem”.
La cancelación provocó especulaciones sobre problemas detrás de escena. Algunos expertos sugieren que la dedicación de De Niro a la interpretación metódica puede haber cruzado la línea, y hay informes de que él insistía en que se dirigieran a él solo por el nombre de su personaje, incluso fuera de cámara.
En medio de rumores sobre las extravagantes exigencias de vestuario, incluido un sastre personal traído en avión desde Italia, los fanáticos expresaron su decepción y confusión en las redes sociales. Los hashtags como #DeNiroDrama y #ParamountFail fueron tendencia, y circularon memes que se burlaban del supuesto comportamiento de diva del actor.
Otras celebridades, entre ellas el comediante Ricky Gervais, se sumaron a la conversación. Gervais tuiteó: “Supongo que Paramount finalmente se dio cuenta de que ni siquiera el método de actuación de De Niro puede hacer que un fracaso de 400 millones de dólares sea digno de ver. #MétodoParaLaLocura”.
El publicista de De Niro intentó restarle importancia a la situación y afirmó: “El señor De Niro se lo está tomando con calma. Sigue comprometido con su oficio y ya está explorando nuevos proyectos que mostrarán su talento incomparable. Esto es solo un pequeño contratiempo en una carrera ilustre”.
Mientras la industria espera las consecuencias, solo el tiempo revelará si este revés es un contratiempo menor o un golpe importante para la carrera de De Niro. La cancelación de un proyecto de 400 millones de dólares es, sin duda, un acontecimiento que acapara los titulares y deja a los observadores preguntándose si esto marca el final de las supuestas payasadas de diva de De Niro o el comienzo de un nuevo capítulo en la célebre carrera del actor.