Como para sugerir que sus relaciones con estos individuos poderosos reflejan un patrón de complicidad en una cultura que permite que el abuso prospere. Los críticos argumentan que las amistades y alianzas de Oprah con estas figuras controvertidas plantean serias preguntas sobre su juicio y hasta qué punto pudo haber hecho la vista gorda ante sus acciones.
En el caso de John of God, ganó notoriedad por sus supuestas habilidades de sanación y fue celebrado por muchos, incluida Oprah, quien ayudó a elevar su perfil. Sin embargo, tras su arresto y las posteriores revelaciones sobre su comportamiento abusivo, quedó claro que el respaldo de Oprah pudo haber contribuido inadvertidamente al sufrimiento de muchas mujeres que confiaron en él. La yuxtaposición de su imagen pública como defensora de los derechos de las mujeres frente al telón de fondo de sus asociaciones con hombres como Weinstein y John of God crea una disonancia que no ha pasado desapercibida.
Además, las conexiones entre Oprah y figuras como Diddy, quien ha enfrentado diversas acusaciones de conducta sexual inapropiada, complican aún más su legado. Si bien Oprah ha sido una figura pionera en los medios y ha utilizado su plataforma para elevar a muchos, sus vínculos con estos hombres sugieren una narrativa más profunda y preocupante sobre el tratamiento de las mujeres en la industria del entretenimiento y la complicidad de quienes están en el poder.
A medida que el público sigue lidiando con estas revelaciones, las preguntas sobre la responsabilidad y las obligaciones de figuras influyentes como Oprah permanecen en el centro de los debates sobre el abuso y la explotación en Hollywood y más allá. El escrutinio en torno a sus relaciones sirve como recordatorio de que incluso aquellos que han hecho mucho por el progreso social pueden estar involucrados en los mismos sistemas de opresión que buscan desmantelar.